jueves, 25 de julio de 2013

PENSANDO EN NADA

Han sido semanas complejas. En el trabajo, la jefa francesa hace gala de hablar español, aunque no sé si de entenderlo cuando le decimos que el reporte que pidió no puede estar terminado en tres horas, cuando originalmente no lleva una semana; además, ya rodó la primera cabeza del tan temido recorte de personal, aún no sabemos cuántas vengan, pero vendrán. Reportes, visitas, capacitaciones, correcciones, ajustes y convenios son exigidos y esperados con la misma actitud impasible, esperando que los de abajo, simples mortales, encontremos la forma de complacer el hambre de los autonombrados (después de que rodó la primera cabeza) Dioses.

Con mi novia hemos comenzado un nuevo ciclo, ahora la casa la habitan dos, en un intento de llamarlo "hogar". Mi flaquita ha demostrado una paciencia y una entereza de la que no la creí capaz.

Y mi padre, mi viejo. Está atravesando el que puede ser su último viaje, se encuentra hospitalizado. El diagnóstico: Grave. Falla renal, agua en los pulmones, problema cardiaco, niveles de potasio y no sé cuántas cosas más por los cielos. Yo ya di la orden, sin tubos y sin resucitación. -Es lo que él quería, contesto cada vez que alguien me escucha diciendo que deseo que se vaya pronto. -Él quería una muerte rápida y fulminante, yo no se la puedo dar, pero tampoco se la voy a quitar.

Mi proyecto empresarial tendrá que esperarme, las vacaciones cancelarse, aunque ahora tengo una deuda y un boleto de avión cancelado.


UN NATURAL EN LA CIUDAD

-Esto es peor que una selva, está lleno de muerte, miseria y horror, es frío apestoso y lleno de ruido, humo y suciedad, ¿qué es?

-Se llama ciudad, sobrevivimos cerrando los ojos, tapando las narices, volteando la cara y caminando de largo. A veces, damos unos cuantos pesos, les damos lo que quedó de nuestra comida o la ropa que ya no nos ponemos.

- Eso es indignante.

-Nosotros le llamamos "humanidad".