Mis procesos son sumamente largos... y creo haber descubierto el porqué. Porque cada proceso implica transformaciones profundas que no siempre comprendo. Aquí va un pequeño resumen de un reciente descubrimiento.
En mi juventud temprana, como es casi natural en todo joven, estaba lleno de arrogancia y seguridad, que se vieron alimentados por mi independencia económica (fácil de conseguir pues aún vivía con mis padres). Y mi nada despreciable éxito con las mujeres. Cambiaba de trabajos con bastante fluidez, siempre por mejores oportunidades, hasta llegar a trabajar en alguna empresa de talla internacional, colocada en un lugar insignia en bosques de la lomas, accediendo a círculos sociales privilegiados, con una doctora como novia y un futuro que se avistaba... brillante, en aspectos económicos y sociales.
Poco antes de la muerte de mi padre, habíame cansado de la banalidad de dichos círculos, y de la falta de integridad con la que muchas empresas, (o la gente que las dirige) usa los recursos económicos abusando siempre de los empleados de bajo rango.
Y me transformé.
Después de una grave depresión por varios eventos desafortunados... decidí dejar atrás la ropa de vestir, los lujos, las salidas mamonas, para buscar construirme en un ambiente menos viciado, más justo, y más lleno de significado. Sin embargo, al llevarlo a cabo de forma tan impulsiva y tras una depresión de la que aún no salía por completo, me llevó a un extremo completamente inesperado.
Dejé de cuidar aspectos estéticos que antes me obsesionaban, dejé de darle importancia a la sustentabilidad económica para vivir como un monje epicuriano. (Cuando lo pensé, no dejé de sonreír al pensar en el monje borracho de Robin Hood. Alejado de las tentaciones banales y económicas, pero entregado por completo al goce y al disfrute de lo que la vida y la naturaleza proporcionan para ser feliz. Al estilo Hakuna Matata, o como Baloo de el libro de la selva).
Sin embargo... algo nunca me terminó de cuadrar en ése cambio. Y sin saberlo, entré wn un conflicto que apenas hoy comienzo a dilucidar. El descuido y el desdén que demostraba, si; eran parte de una búsqueda de un sentido distinto de la vida, sin embargo, en ése proceso también abandoné mucho de lo que en el fondo sí era, pero de alguna forma radical, despreciaba.
Éste conflicto se convirtió en una pelea interna que no me permitía ser feliz como era (aún encontrando varios significados importantes, pues negaba parte de quien sí soy, en un intento exagerado por darle un sentido diferente a mi vida. Y si, una parte en el fondo quería recuperar a ese viejo yo, y otro se negaba rotundamente a regresar a la mamonería superficial que tanto desprecié.
Es curioso pensar, que en éste proceso, también llegaron mujeres a mi vida, mujeres que yo no buscaba, pero que de cierta forma atraía. Completamente distintas a las que me encontraba antes, menos interesadas, muy generosas, pero destrozadas internamente.
En las últimas semanas, he recibido pequeños grandes comentarios a mi alrededor... que me han ayudado a comprender algo de suma importancia: "No tengo porqué regresar a ser el mismo mamon arrogante que era, ni seguir siendo el monje epicuriano, alejado de todos los placeres que impliquen algo de vanidad, o avaricia. Puedo permitirme encontrar un punto intermedio, en el que mi vanidad y mi gusto por una vida cómoda, puedan coexistir con la búsqueda de los significados espirituales, de la modestia y la justicia".
Y siento que en éste nuevo entendimiento de mi status quo. Podré sentirme más libre, inspirado y motivado a reconfigurarme de tal forma que pueda ser, sin negarme de ninguna forma. Incorporando lo que sí soy, en ambos aspectos de mi vida.
Me siento esperanzado, aunque también nervioso y lleno de ansiedad, pues me parece que ésta podría ser la transformación definitiva.
Curioso pensar, que hace año, un par de Gurus, a los que quise mucho, me llamaban Pupa. Creo que eran mucho más sabios de lo que pude ver en ése entonces.