Ayer visité de nuevo a las poetas del megáfono, y el olvidado gusanillo bohemio agita el huevo en el que se había encapsulado años atrás. En realidad disfruto ésas noches, llenas de palabras que revolotean por mi mente, seduciendo a mi imaginación y confundiendo a mi lógica.
¿Estaré listo para lanzarme?, ¿mis entumidos instintos literarios serán capaces de mover fibras en un círculo tan intrépido? No lo sé, el tema de el próximo martes será lluvia ácida, quizá me aventure a escribir algo en una servilleta después de leer un poco de Poe, para crear la atmósfera.
En todo caso, mi seudónimo protegerá mi nombre de la dura crítica, y mitificará la gloria de la alabanza. Ohtokani, el músico que no toca, el poeta que dejó de escribir y el loco que fue cuando quiso dejar de ser.
Nunca sabrás si estas listo si no lo intentas.
ResponderEliminarJust do it!!!
Un día de estos conoceré a las poetas.