10 de la mañana y abordo el camión en dirección al metro. Al fondo un tipo con ropa vieja y sucia empuja aire a través de una pequeña zampoña lanzando notas desordenadas y sin sentido. Alternativamente, se ponía a cantar en un inglés digno de cualquier comercial de harmon hall un canción que jamás pude reconocer. Luego otra y luego una más.
Terminado el recital, el tipo éste que yo esperaba que emanara olores de pegamento o thiner se despidió completamente cuerdo y libre de tóxicos:
"Muy buenos días señores pasajeros, agradezco su paciencia para escuchar éstas rolitas de los beatles, no soy un buen cantante, pero sé vivir la vida, agradezco cualquier monedita que quieran darme"
De pronto las palabras de éste tipo pusieron a mi cerebrito a dar vueltas.
El tipo no sabe cantar y lo sabe (y seguramente también sabe que no es mejor músico de lo que yo soy dibujante) pero igual se sube al camión y lo hace, libre de complejos, y se gana sus moneditas y quién sabe de cuántas libertades gozará, completamente excluido de un sistema lleno de estructuras, horarios y reglas.
¿Es acaso éste hombre, el ejemplo de un hombre libre y el resto, viviendo una vida (convencional) los verdaderamente presos de la rutina, la obligación y la competencia?
Me angustió no saber la respuesta.
¿Alguna pista?
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