Hoy en la mañana, se subió una chica, de unos 25 años al metro con un bebé en brazos. No había nada en ella que te llamara la atención: de unos 1.55 cm. tenis, mezclilla, una blusa a rayas, el descuidado pelo apenas agarrado en una cola de caballo, una pañalera gastada color azul y su bultito envuelto en un chal gris.
No dio ninguna introducción, de pronto de ésa pequeña y gris chica, explotó una voz potente, clara y llena de sentimiento:
"Déjame volver, volver, contigo..."
Nunca he sido fan de las rolas de tipo Dulce, Lupita Dalesio o Yuri de los 80's, pero esa voz me desgarró por dentro, puse atención a cada una de sus palabras pasando por alto sus extrañas pausas causadas por no saber respirar. ¡Qué mas da! Un diamante en bruto, un paisaje agreste, un animal exótico, fuerte e indomable.
De pronto, entre canción y canción, una manita se asoma de entre su chal, un gorrito rosado, y luego una bebita hermosa, con su ropita cuidada y una mirada viva. La voz de ella se transformó para volverse suave y melodiosa al tiempo que le hablaba a la niña: "¿qué tienes amor? ¿Qué sucede? Si, te amo".
Calmó a la niña, la envolvió otra vez y como si de otra persona se tratara, regresó la titánica voz:
"Cuando supe toda la verdad, señora..."
No puedo sacarme su voz, de la cabeza.
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