jueves, 22 de febrero de 2018

RETOS

Hace mucho tiempo que no escribo acerca de mi vida profesional... No tengo vida profesional.

Tras la muerte de mi padre... comencé un ciclo depresivo (si, nuevamente) que involucraba inactividad, alcoholismo y apatía.

Las cosas han cambiado y no.

Me harté de trabajar más de 12 horas al día por empresas que no aprecian mi esfuerzo, además de descubrir que tengo problemas con la autoridad.

Hace algún tiempo hablé acerca del sistema de castas... lo cual tiene que ver con mis decisiones actuales.

Después de casi un año de entrenamiento, hoy comienzo (no, no comienzo hoy, esta aventura lleva algún tiempo) me conformo como masoterapeuta. Me gusta tocar gente, ayudar gente, sanar gente. Además me permite "manejar" mi nada complicada agenda (la cual espero que se complique pronto, por mi bien financiero).

He enfrentado retos económicos a los que nunca me había enfrentado, y he encontrado apoyo donde nunca busqué, ni esperé... (nunca esperé apoyo de nadie, mi historia)

Sin embargo, quiero agradecer a mi crew, (y sus refuerzos) que se han demostrado su mayor valor en los momentos de mayor necesidad sin que siquiera pidiera apoyo.

Nueva vida, nuevo trabajo, nueva familia, poco (muy poco dinero) aún, múltiples trabajos, angustia, estrés, ansiedad... y aún así;

ES LA VIDA QUE QUIERO.

Me enfrento a los mayores retos de mi vida; autoconocimiento, conformación de una nueva empresa, ahorro, entender que no estoy solo, vivir más austeramente que nunca, vivir con más riqueza de la que nunca fui capaz de ver, aprender a vivir desdeñando las constantes críticas, juicios e insistencia de aquellos que no creen que lo pueda lograr.

Me siento más enfermo que nunca, y a la vez, hay una sensación en mi piel... que no me abandona; un escalofrío, un temor mezclado con agallas que me grita: es ahora o nunca. Nada o sucumbe.

Ninguna escuela, ningún trabajo, ninguna relación me hizo sentir así.

Hoy, sólo estoy seguro de una cosa: no voy a retroceder, no voy a ceder un sólo paso, estoy dispuesto a pasar hambre, frío, a padecer, a llorar y a sufrir. Pero también sé, más que nunca; que no estoy sólo, que hay quienes me respaldan, quienes tienen fe en mi y me estarán ahí para verme lograrlo, o morir en el intento.


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