Hace algunos ayeres (más de los que me gusta reconocer), dentro de mis propias creencias de la vida, estaba implícita la existencia del Karma, incluso escribí una entrada con el nombre "La ley del boomerang", convencido de que en la vida existía alguna especie de "equilibrio" natural que compensaba las buenas y las malas acciones con la conciencia de que el hombre es incapaz de llevar a cabo tal balance.
Hace alrededor de dos años, me reencontré con un viejo amigo al que llamaré "sombra" como lo apodábamos en la secundaria, él era mi amigo inseparable durante la escuela, pero como sucede, cuando cambiamos de institutos, nos perdimos la pista.
El encuentro con él fue sumamente grato, pues me topé con una persona que, si bien no tiene estudios universitarios, se califica a sí mismo un "filósofo de tiempo completo" y encuentro sumamente estimulante su forma tan libre y original de pensar y de exponer sus ideas, así como también hallo reparadora las coincidencias que aún conservamos y que difícilmente encuentro en alguien más.
En una de nuestras pláticas que sobrevinieron a nuestro encuentro, tocamos el tema del Karma. Lo que expuso ésa noche cambió de manera determinante parte de mi cosmovisión de la vida. Trataré de exponer sus argumentos de la manera más sencilla y concisa que pueda, porque toparnos con un nuevo paradigma, sobre todo si éste es complejo, nos confunde y opaca nuestro entendimiento mientras somos capaces de asimilarlo (como me pasó a mi).
El Karma y el Darma, la ley del boomerang, la justicia universal o como gusten llamarlo. Se basa en la suposición de que existe una conciencia, o fuerza omnipresente capaz de afectar nuestras vidas de forma directa en consecuencia de nuestras acciones. Como soy incapaz de reproducir toda la plática, trataré de exponerlo en puntos claros.
1.- Yo soy agnóstico y "sombra" panteista, por lo que la idea de un ser omniprescente y omniconsciente y todo poderoso que juzga a vivos y muertos está por anticipado, fuera de la jugada.
2.- La moral es una creación del hombre, quien, a través de las culturas y el tiempo establece diferentes valores para lo que es "bueno" y "malo". En la india es "malo" comer vacas o matar ratas, en algunas zonas de medio oriente es justo lapidar a una mujer por ser infiel, y en nuestro país se nos hace lo más normal representar a un Dios crucificado, lo cual escandalizaría a otras culturas.
3.- Hay personas "buenas" a las que les suceden todo tipo de desgracias, y personas "malas" a las que parece que todo les sale bien, desde aquí, la ley del karma queda invalidada para una sola vida y tendrías que depender de la idea de la reencarnación para asumir que si no eres "castigado" o "bendecido" en esta vida, lo serás en la siguiente.
4.- Si la moral es una creación del hombre, las concepciones de el "bien" y el "mal" varían en cada persona, cada cultura y cada época, lo que haría difícil que se estableciera una especie de "ley" pues una ley debería ser inmutable y aplicable a todos los casos.
5.- Somos arquitectos de nuestro destino y somos responsables del 99% de lo que nos pasa. Hay estudios psicológicos que sustentan el hecho de que inconscientemente generamos situaciones ad hoc con nuestro estilo, de vida, traumas y culpas.
6.- Si generamos nuestro destino, y lo que generamos está basado en nuestros propios sentimientos de satisfacción, culpa, orgullo, mecánicas transaccionales, sistemas de relaciones sociales y otros tantos etcéteras, somos capaces entonces, cuando nos sentimos culpables de "generar" algún tipo de "castigo" (yo lo he hecho durante años, procurándome un destino mediocre, sin darme cuenta).
7.- El punto anterior sugiere que si nos libramos de complejos y culpas, podríamos no generar "castigo" alguno. Y no hablo de temas metafísicos. Quiero dejar a ondas como "El Secreto" fuera. Pero ciertamente somos responsables de la mayoría de lo que nos pasa.
8.- El Karma, por lo tanto, no existe, ya que soy yo quien lo genera, si soy capaz de saberme y aceptarme, me venzo a mi y a lo que dijeron que tenía que ser, venzo al Karma, y simplemente: Soy.
Ahí se vislumbra, el camino del Tao.
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