No sé qué es peor; ser despojado de un hogar e iniciar uno nuevo, o quedarte a escuchar los ecos de la ausencia, los errores y los arrepentimientos.
No sé qué es peor; que no tengas nada mío, u observar casi casualmente la chalina que dejaste, las vendas restantes de tus curaciones, los colorantes de ropa que nunca usaste, la campana de viento que trajiste de tu casa y olvidaste, y el cepillo de dientes que dejaste en nuestro estuche de viaje.
No sé qué es peor; llegar a un lugar vacío y llenarlo de las cosas que atreviste a llevarte, o regresar a casa y encontrar todos los huecos, los vacíos que dejaste.
No sé qué es peor; abandonar una casa y llevarte a la mitad de tu familia, o verte obligado a despedirte para siempre de la mitad de tu familia, porque no es tuya.
No sé qué es peor; dibujar tu contorno con mi memoria o tratar de dejarte atrás.
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