Hace apenas un mes, inicié mi trabajo en el WTC México como asistente personal de una doctora. Un trabajo que puede calificarse de estresante y desgastante, pero más divertido que el último que tenía.
En fin. Como recepcionista de un consultorio, recibo a personas de todos los tipos. Hoy quiero escribir acerca de M y J. Una pareja de ancianos que sobrepasan los 80, pero inseparables.
M y J llegaron el día de ayer a consulta, y le ofrecí a J mover uno de los sillones de recepción para que pudiera estar al lado de su esposa, a lo que él me contestó. No deja... tan cerca no, me vaya a contagiar algo, con una risa pícara en el rostro.
M, sin aludirse, respondió: Ojalá pudiéramos contagiarnos de verdad, pero de las cosas bonitas que tenemos cada uno de nosotros.
Yo ya estaba emocionado con la respuesta, cuando "J" le dijo:
Para eso tenemos tiempo de sobra amor, toda una vida.
Yo casi lloro sentado detrás de mi computadora mientras ése par de amantes... se amaba.
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