viernes, 11 de julio de 2025

LA RUBIA DE LA FIESTA

 Ella estaba ahí parada, en una fiesta en donde no conocía a nadie, una invitación afortunada la había llevado de la mano a ése lugar lleno de gente nueva. No estaba acostumbrada a ese tipo de aventuras, como la menor de 6 hermanas, la vida siempre giró alrededor de su familia.

Un hombre muy atractivo la tomó del cuello, de improviso, le quitó la boina que llevaba con un movimiento grácil de la mano y sin mediar palabra, tan sólo una sonrisa, llevó sus labios a su boca.

Dios santo, nunca se había sentido así, sudaba frío y esos labios la aturdían, pero a la vez la hacían sentir, más ligera, como flotando en sus manos. Ella sólo se dejaba hacer, dejó todo el control el las manos varoniles de aquél hombre barbudo, de ojos llenos de intención, con una sed profunda de su ser.

Al poco, la soltó, y mientras ella se reponía un poco de tan loca experiencia vio llegar a una mujer, joven, morena, atractiva. El la dejó ahí y fue a saludarla. Con, digamos, demasiada familiaridad. ¿Acaso es su novia? ¿Acaso ella hace esto con todas? ¡Que ridícula se sintió en ese momento! Ridícula y ofendida, y enojada consigo misma por permitir que un hombre la tomara con tal facilidad y sin ningún tipo de resistencia.

El hombre regresó con la morena tomada de la mano, y con el mismo movimiento de hace algunos momentos, tomó a la rubia del cuello y la presentó a la recién llegada. ¡Qué descaro de éste tipo venir a presentarme después de lo que acaba de hacerme! ¡Es un patán! ¡Un descarado! ¡Un Gigoló! un... 

Sus pensamientos ocupaban por completo su mente cuando la morena, con un movimiento delicado, la tomó del cuello y llevó sus labios a su boca en un beso quizá aún mejor que el del varón que las veía divertido justo a su lado. Se fundieron en un beso que le quitaba peso y la hacía danzar mientras los ojos, de la morena, cerrados, consumían la poca resistencia que le quedaba.

La fiesta prosiguió y ellos se alternaban a la rubia en besos que la hacían danzar y la agotaban poco a poco, bailando entre sus manos, entre sus bocas. 

Ella fue perdiendo fuerzas, hasta que sintió desfallecerse entre sus manos y murió.

El hombre, Jorge, le sonrió feliz a su novia, Sofía. dejó el cuerpo de la rubia a un lado y preguntó:

¿Quieres otra cerveza?

La vida de las rubias en este mundo, suele ser corta.

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