Yo tenía algunas semanas buscando un departamento cerca del centro de la ciudad. Ella, a pesar de que no lo estaba buscando, necesitaba salirse de su departamento, para cerrar un ciclo y empezar nuevos. Encontré una buena opción con dos habitaciones, necesitaba un roomie. Obvio fue mi primera opción y le sugerí mudarnos juntos.
-No lo sé.
-¿Que tienes que pensar? Te queda a 10 minutos a pie de tu nuevo trabajo y está justo en el centro.
-Tengo miedo
-¿Miedo de que?
-De mi. Si nos mudamos juntos, sé que una noche de éstas, me voy a colar a tu cuarto, y una noche se van a convertir en varias, y después no me vas a sacar de ahí.
Creo que hace más de diez años que ésta conversación tuvo efecto, y aún me arranca una sonrisa cada vez que la recuerdo. Nunca te quise sacar de ahí.
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