Ayer te recordé, en esa plaza donde a veces coincidimos.
Recordé la textura de tu mano mientras veía ésa tienda o algo que me dijiste mientras pasaba por la otra.
No fuí a recordarte, ayer fuí con los que me aman, y a quienes amo. Pero no pude evitar que mi mente te pusiera frente a mi corazón.
Tu perfume me sedujo frente a las escaleras eléctricas y nos ví sentados en ése café donde te llevé por primera vez.
Tu ausencia aún es importante para mí, y aún es curioso cuán profundos son los recuerdos. Sin embargo, me es muy grato saber que ya no me dueles, que es lindo recordar todo eso sin esa espina clavada en el pecho, que puedo recordar y sentirme feliz porque pasó, y no triste porque ya no pasa.
Me da gusto que me hayas pasado, y recordar tu piel, tus ojos y tu aroma, y escuchar tu voz e incluso, cuando me lo propongo, tus uñas clavadas en mi espalda y ésa mirada perdida en la que te desconocía.
Si me quieres ver o no, si quieres estar conmigo o no, si me buscas o no, ya no es tan importante, lo importante es lo que saco de todo eso. Un gran paso en mi madurez y crecimiento, experiencias y aprendizaje. Gracias por ser tan intensa, porque así habrá cosas que jamás olvidaré.
Me cruzó la idea de citarte para decirte ésto de frente pero creo que ni te importa. Y está bien, me importa a mi, me sabe a mi, y lo gozo yo, y es lo que cuenta. Si algún día te veo de nuevo, no olvidaré darte las gracias por tanto que me diste (y que me robaste) gracias a eso hoy soy mejor.
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