No me gusta reconocerlo pero,
tengo miedo, miedo de ser y cumplir
los plazos inaplazables,
miedo del dentista, pavor al dentista
y un poco de miedo de ti.
Porque si por milagro algún día llegas,
no sabré si será en una banqueta,
un salón de baile o una comida
a las que ya no voy.
Me aterra tu olor, tu mirada,
tus dedos, tu sonrisa mágica,
tus senos, tu cabello que no imagino,
Y tu inexistencia, vaga como si tal fueras,
una luciérnaga que ilumine mis noches
y.... no estás, sólo un eco apagado
lleno de deseo y esperanza, no.
De desesperanza. Y te quiero y te espero.
¿Dónde estás, amor mío, dónde,
si no estás conmigo?