martes, 27 de mayo de 2008

Se cambia hermigo por amano.

¿Eres hijo único? Me preguntan sorprendidos muchos de mis conocidos cuando, a través de las pláticas, se enteran de que la fábrica cerró con éste único producto de debut y despedida.

No sé porqué existen tantos estereotipos y acusaciones hacia quienes crecimos sin hermano – Es que como son únicos siempre tuvieron “todo” y nunca tuvieron que compartirlo, entonces se vuelven egoístas y desesperados por llamar la atención – me explicó alguien alguna vez – pero a ti no se te nota – trató de corregirse.

La verdad yo tuve déficit de hermanos. Cuando era chico, viví en una pequeña vecindad, junto a nosotros vivía la familia de la señora “Lilia Sandoval”, ella, una señora cualquiera, gorda, pecosa y con un par de dientes exiliados. Su marido, un microbusero gigante, capaz de romper ladrillos con la mano ¡lo juro! Y sus cinco chamacos, Dos niños, dos niñas, y el piloncito muestra de que el amor después de los 40 sigue siendo amor del bueno. La distancia cronológica entre el primero y el último era alrededor de 13 años, y yo nací justo en el lapsus entre, “ésta es la última” y “el recalentado sabe mejor”. A pesar de tener un kindergarden a mi lado, o eran demasiado grandes o demasiado pequeños para interesarse demasiado en mi.

Es cierto que el “enano” fue durante más de 7 años, una especie de hermanito; una pesadilla de hermano he de decirlo, un poco consentido, voluntarioso, egoísta, berrinchudo, (adivinaron, él también era hijo único) mi tía, que era maestra en la primaria donde yo estudié, hacía las veces de “nana” mientras mi madre cubría jornadas de más de 18 horas diarias en escuelas públicas. –Nunca tuve la perspectiva de la responsabilidad que estaba adquiriendo cuando acepté cuidarte, hijo, si lo hubiera sabido, no hubiera aceptado—me confesó hace poco mi tía. ¡Gracias! Pensé para mi, mientras recordaba cómo tenía que contenerme de golpear a mi primo cada vez que me sacaba de mis casillas, y aguantar el sonsonete de "eres el mayor, en ti debe caber la prudencia, él no entiende" cada vez que nos veían discutiendo a pesar de que nunca lo golpeé. Lo quiero mucho. Poco antes que mi madre dejara de depender de mi tía para que se quedara a mi cargo, nació Itzel, la hermana del “enano”, y supe que a pesar de todos esos años, jamás podría llamarlo “carnal” como siempre quise.

Hay otro personaje en mi vida nominado al título: “jaco” es mi amigo categoría “panza”. Si, es mi amigo de toda la vida, y mucho más de lo que muchos se pueden jactar, pues en nuestras primeras fotos juntos más que rostros podrán apreciar las abultadísimas barrigas de nuestras mamás. La maestra y la alumna, la quedada y la precoz. Y nosotros.

Nuestra amistad es una amistad jurada, pertenecemos a mundos diferentes, aquí me tocó ser el afortunado, y fiel como es, ha demostrado una nobleza que difícilmente creo encontrar en otro compañero. Somos como dos viejos que han encontrado en el tiempo, el mejor pretexto para ser camaradas, para ser y morir juntos.

A través de muchos años he tenido dos o tres amigos verdaderos, a quienes, a pesar de las enormes distancias que nos separan, no olvido y sigo recordando; lamentablemente, de lo que quedan, no hay alguno con quien pueda compartir todo lo que soy, a quien pueda llamar hermano sin temer comprometerme o comprometerlo demasiado, con quien pueda ir al gimnasio o con quien viajaría de mochilazo a la feria de San Marcos, a quien le daría con los ojos cerrados las llaves de mi casa o con quién pasármela dos días encerrado rodeado de cervezas, chicharrones y juegos de video.

Por tanto, abro la solicitud, éste hijo único a quien no se le nota, que ha tenido hermanos, pero no carnales, y quien sabe de la verdadera amistad que da el tiempo, éste que tiene amigos cercanos lejos, y amigos lejanos cerca anuncia:
Se busca hermigo, se ofrece amano a cambio.

miércoles, 21 de mayo de 2008

MI SEGUNDA CITA CON LAS POETAS

Ayer visité de nuevo a las poetas del megáfono, y el olvidado gusanillo bohemio agita el huevo en el que se había encapsulado años atrás. En realidad disfruto ésas noches, llenas de palabras que revolotean por mi mente, seduciendo a mi imaginación y confundiendo a mi lógica.

¿Estaré listo para lanzarme?, ¿mis entumidos instintos literarios serán capaces de mover fibras en un círculo tan intrépido? No lo sé, el tema de el próximo martes será lluvia ácida, quizá me aventure a escribir algo en una servilleta después de leer un poco de Poe, para crear la atmósfera.

En todo caso, mi seudónimo protegerá mi nombre de la dura crítica, y mitificará la gloria de la alabanza. Ohtokani, el músico que no toca, el poeta que dejó de escribir y el loco que fue cuando quiso dejar de ser.

viernes, 16 de mayo de 2008

A mis 25 años...

Hace 10 años, (o sea, cuando tenía 15), juraba que mi cumpleaños número 25 iba a ser un evento trascendente en mi vida y en la vida de los que me rodearan, el memorable festejo podría ser una excursión a los rápidos, quizá un salto en paracaídas, tal vez una súper mega peda en mi departamento o algún viaje a un rinconcito desconocido de mi México.

Ahora, casi dos meses después de la dichosa fecha aún no organizo nada para festejarlo, y quizá ya no lo haga, los eventos más memorables y cercanos son la boda de mi amigo "el Pato", (mi más sentido pésame hermano, y una felicitación a tan guapa novia), el nacimiento de la hija de mi hermano del alma Hugo y la bb, la (¡por fin!) mudanza de "niño" Karla y el "chocolate" Darren, el nacimiento de mi nuevo sobrino José Miguel (el segundo de mi generación, ¡válgame!), la entrada de mi novia a Movistar y mi entrada a Unilever... (nótese que volví a omitir mi cumpleaños)

En retrospectiva, me doy cuenta que ese rollo de madurar no es en absoluto como te imaginabas, le das prioridad a algunas cosas, desvirtúas otras, cambian muchos de tus valores y formas de pensar y te vuelves "cuasiadulto" ja ja ja. Tus amigos se casan, algunos hasta hijos tienen, y tu comienzas a preocuparte por qué afore usar o dónde invertir tus ahorros en vez de en qué gastarte los $300.- que sobraron de tu quincena.

¿Me estoy haciendo viejo? ¿Esto es madurar? ¿Te cae que soy yo? ¡Que hueva me doy! Prometo festejar con mi buen JACO y un par de brothers mi primer cuarto de siglo como es debido, ¿casarme, hijos, tarjetas, cuentas? que me esperen, que 25 años se cumplen una sola vez en la vida...