martes, 18 de noviembre de 2008

LOS DANZONEROS DE LA CIUDADELA

El fin de semana fuí con Bere, Dany y el Bicho al museo policiaco, ubicado en Revillagigedo y Victoria a ver una exposición de vampiros, nada espectacular, pero los monos están bien hechos y el boleto incluye el préstamo de un pequeño reproductor por si deseas una audioguía

Si te laten los temas obscuros o la criminología, creo que sería una buena opción para tu próximo fin de semana. Saliendo de ahí, nos encaminamos hacia el museo de Ripley, en Londres 45, (lo sé, lo sé, fue una tontería caminar tanto, mis pies me lo gritaron en la tarde.

El caso es que, camino al museo de Ripley, pasamos frente a la plaza de la ciudadela, donde todos los sábados hay grupos de Danzón y hay que ver como se reúne de gente para sacudir la polilla al ritmo de las danzoneras. Yo me quedé impresionado de ver a señores arriba de 80 años bailando, y que además, al terminar la pieza musical, esperaban tomados de la mano a que comenzara la siguiente canción. Cuadros plagados de ternura y comprensión en cada uno de los rostros. Algunos cansados, otros aún conservaban en su mirada la ilusión de los primeros años.

¿Cuál es el secreto para lograr caminar al lado de la misma persona durante 60 años y seguirl@ viendo con esos ojos enamorados? Un bichito dentro de mi cabeza me dijo que esos ancianos no han sido así de felices siempre, que muchas de las ancianas ahí tuvieron que aguantar o ignorar infidelidades y que algunos de los tiernos ancianitos ahí tenían más de una madre para sus hijos.

Si, quizá tiene razón. Las cosas eran así antes, y la mujer tenía que soportar todas aquellas cosas para conservar "las apariencias". Pero me pongo a pensar que si al final lo lograron aún a pesar de eso; un poco más de compromiso de parte de nosotros los varones, de lealtad, fidelidad, ternura y dedicación podrían hacerlo "más fácil". No hay recetas secretas, pero me gustaría verme algún día en alguna plaza, bailando de la mano de mi bella dama, después de haber logrado caminar juntos, sin perder el paso.