miércoles, 4 de octubre de 2017

LA CARTA APLAZADA

No sé si para bien o para mal, reviso de cuando en cuando tu facebook, que no tocas desde antes de que nos separáramos. Quizá tu eres más decidida o más sana que yo.

Yo no resisto la tentación de dar vistazos a ver si tengo alguna noticia tuya, pues me avergüenza preguntarle a nuestros amigos en común.

Las últimas semanas he estado en una crisis bastante fuerte. Me quedé sin trabajo, y le estoy tratando de apostar todo a la clínica de la que quizá te conté.

Me has dolido de una forma profunda y que me rompe por dentro. y no sólo me duele tu ausencia, o la falta de ti, me duelen nuestros errores, los míos y los tuyos. Hace rato estuve revisando las viejas publicaciones donde aparecemos, fotos y publicaciones de fb que hoy me parece un libro de recortes más que nunca.

Hay testimonio del amor que nos profesamos, aunque también hay un claro testimonio de que cada vez lo hicimos con menos entusiasmo y frecuencia. Nos concentramos en nuestras fallas y nuestros reclamos, y olvidamos lo que era verdaderamente importante. La razón por la que comenzamos a estar juntos. Nos queríamos, nos gustábamos, nos amamos.

No pretendo exhibir ni ventanear que hice o qué hiciste, éso lo sabemos muy bien tu y yo. Lo que quiero dejar patente, y que lo sepas, por si algún día vuelves a leer mis letras. Es que me duele mucho que nuestro intento no haya sido fortuito, que nuestros esfuerzos por mantenernos vivos hayan sido un fracaso y que tantos años de cosas bonitas se queden ahora como recuerdos.

Pero quiero honrar lo que nos queda.

Recuerdo las flores que te dí, el arbolito negro que compraste para mi, cada una de nuestras ofrendas de muertos, nuestras salidas al antro, nuestras cenas navideñas. Los maratones de series arropados en la cama, y el magnífico sexo. Recuerdo las fiestas en casa, y los pocos viajes que hicimos, nuestra primera salida en la moto y nuestras aventuras en el auto. Recuerdo el tacto de tus manos y el aroma de tu cuello, la suavidad de tu piel y lo dulce de tus besos. Recuerdo adoptar a un gato, rescatar a una gata y el eterno pelo en toda la casa. Recuerdo nuestras idas a museos, los libros compartidos y las comidas en casa. Recuerdo tus perfumes, tus vestidos y tus chalinas. Recuerdo nuestro cojín, las salidas con los amigos y las largas horas cocinando. Recuerdo las limpiezas profundas de la casa, la pintada de los muros, la gatera del niño y su catillo. Recuerdo cómo me mirabas y cómo te miraba antes de que las cosas se comenzaran a joder. Recuerdo las noches de insomnio, los dulces compartidos y las veces que me sostuviste en tus brazos cuando estaba destrozado. Recuerdo el sonido de tu risa y la forma en que se iluminaba tu cara cuando aún sabía cómo hacerte sonreír. Recuerdo hasta el sonido de tus pasos, descalza o en tacones, tus pleitos con tu cabello y tu insistencia por ir al mar. Recuerdo limpiar tus heridas, y tu mis lágrimas cuando hizo falta. Recuerdo la cama compartida durante años, la casa llena de ti en cada rincón, una semillita de melón y un café amargo.

Escribo esto más que agradecido por todo lo que me dejaste. Y honestamente espero haberte dejado la mitad de cosas buenas que tú me brindaste. Me cuesta contener las lágrimas al escribir ésto, y me disculpo por todo lo que no fui capaz de hacer, y todo lo que no fui capaz de dejar de hacer.

Te recuerdo y me dueles tanto, que por momentos es difícil respirar. Quiero que lo sepas, que tu presencia en mi vida no pasó desapercibida y jamás será olvidada. Que extraño cada cosa que recuerdo y que me cuesta aceptar que se terminó.

Te deseo, hoy y siempre; más felicidad de la que jamás pude darte, una vida plena y completa como te la mereces. Que halles en tu camino éxito, felicidad, amor y todo lo que una gran mujer como tú se merece.

Gracias infinitas por llenar mi vida de tantas cosas buenas y dejarme recuerdos indelebles, por convertirme en una mejor persona de la que era cuando te conocí. Por las lecciones, por cada muestra de amor y por toda la dulzura de la que fuiste capaz de demostrar.

No me quiero despedir, jamás quise, no sé si sea lo mejor o lo peor, pero aún temo verte. Quedarme de hielo y no saber qué demonios hacer contigo frente a mi. Que el destino dicte el camino, que he de recordarte siempre como alguien que supo cambiar mi vida para siempre.

2 comentarios:

  1. César:
    Espero que no borres mi comentario y seas capaz de poder publicarlo.
    La razón por la que fui a buscarte no fue bajo ningún tipo de esperanza que guarde respecto a nosotros o por querer hacer una pelea por lo leído porque al final de cuentas no lo escribiste para mí (de lo contrario me lo hubieras hecho llegar). Te busque por un arrebato cansada de que hubiera opiniones y comentarios de terceras personas que siguieran girando entorno nosotros y lo que se suponía era una relación de 2.

    Queriendo seguir evitando lo que sutanito o sutanito me dijo fue que me armé de valor para ir a pararme en tu casa a sabiendas de la respuesta que iba a obtener pero como decías el 'no' ya lo tenía. Me dejé llevar porque me dijo L lo que hablaron el domingo. Que si tú en algún momento seguías pensando en otra oportunidad tendrías que elegir entre Brian y yo porque yo no lo soportaba y lo odiaba cosa por la cual tendrías que elegir, y a lo que tú respondiste 'ESTÁ PENDEJA'. Creo que antes que cualquier cosa que tus escritos pudieran provocar en mí, el hecho de que me insultaras de gratis por palabras que jamás he pronunciado fueron las que me afectaron sobremanera. (Una vez más, tu opinión y el modo en que me ves causaron estragos en mi).
    No oculté ni te mentí mi sentir respecto a Brian, y si en algún momento llegaste a conocerme aunque fuera un poco sabes perfectamente que para mí la familia es lo primordial, si para ti él es la familia que siempre quisiste y es tu elección felicidades por ti. Sin embargo no merezco que me insultes por palabras que jamás han salido de mi boca, ni en los peores momentos te pedí que eligieras entre otra persona y yo.

    En algún momento de nuestra vida juntos tú me viste, me elegiste y quiero pensar que me amaste porque aceptabas todo lo bueno y malo de mi ser pero dejaste que las opiniones y/o sentir de otros afectaran eso. Derivado de lo mismo fue que me atreví a importunarte.

    Ya tengo la respuesta esperada después de hora y media y más de 25 llamadas sin responder (que necedad la mía veradad).

    Te amo, te extraño, me preocupas y me haces falta pero tomaste tu decisión.

    No te deseo felicidad y jamás me voy a alegrar por ti sabiendo que te encuentras con alguien más porque sabes que soy una egoísta. La falsedad e hipocresía no van conmigo, y simplemente no quiero saberte con otra persona porque para mí cometiste un error. Lo que sí puedo desear es que te vaya bien y encuentres todo lo que siempre has soñado.


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  2. No quería publicar el último comentario. Honestamente no quería. Sin embargo comienzo a entender que es parte de mi proceso de crecimiento y comprensión de lo que soy, de lo que quiero. Ya sea para bien o para mal... ahí está.

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