martes, 18 de mayo de 2010

NO TE PONGAS LOS TACONES, TODAVÍA...

A muchos hombres se les olvidó el romanticismo y eso fue ocasionado por el género femenino.

La realidad es que a las mujeres nos encanta que nos conquisten. Aunque hoy en día parezca que no y que ahora somo nosotras las que queremos las riendas; que nos traten como princesas y que nos digan cosas lindas al oído sigue derritiéndonos.
A muchos hombres se les olvidó el romanticismo y debo confesar que creo fervientemente que fue gran culpa de nuestro género.
En algún punto de la vida, algunas mujeres decidieron que el romanticismo es cursi y los mismos hombres se siguen apoyando en que lo cursi es para "maricones". Tengo que decirles a ambos géneros que estamos equivocados.
El romance es uno de los lenguajes del amor y, aunque a veces no sepamos reaccionar ante él por la falta de práctica, es un aspecto que todos deberíamos retomar en nuestra vida.

Estamos demasiado pendientes del sexo, que si me urge tener sexo, que si será o no bueno o buena en la cama, ya queremos estar en lo que sigue cuando todavía no disfrutamos el camino hasta la cama.
Y el romanticismo juega un papel importantísimo si lo que de verdad el hombre desea es llevar a su Julieta debajo de las cobijas para jugar cosas de adultos. Creo que en los chicos con dieci algo el romanticismo agoniza en el recuerdo de las películas de Hollywood, hoy en día, para los chamacos, las flores se acabaron, las palabras románticas ya no existen y de frente se piden tener sexo como si el amor se hubiera reducido a una cama revuelta.
La liberación sexual nos ha confundido, no se trata que porque ya no es tan mal visto, entonces démosle rienda sin ton ni son.
El sexo es un arma de nuestro cuerpo, un arma muy poderosa, disfrutra abiertamente de él no quiere decir que derrochemos nuestra energía con cuanta persona nos prenda el horno.
Tener la sexualidad a flor de piel no significa que tengamos que ir por la vida entregándonos como si el mundo se fuera a acabar. Retrasar el placer también es divertido.
Y con esto no quiero decir que hay que perder la espontaneidad, que hay que volvernos los puritanos que la sociedad hipócritamente reclama y que dejemos al sexo como parte de los pecados mortales.
No, retrasar el placer significa aprender a disfrutar el camino, dejar que nos conquisten, que en todo caso nos llevemos a la cama con respeto al cuerpo del otro y al nuesto.
No porque hoy las mujeres ya somos bien fregonas olvidemos ciertos roles que eventualmente reclamaremos y que nosotras mismas hemos sido las propiciadoras de su desaparición.
Ser independiente, exitosa y libre sexualmente no nos da el derecho de arrancar un papel que corre por nuestras venas, al hombre le gusta conquistar, a la mujer ser conquistada... y eso no lo podemos cambiar, aunque nos esforcemos.

Anna Bolena Melendez
Columna: "Y sin embargo se mueve"
Periódico Excélsior 18 de Mayo de 2010 Sección Comunidad.

Leí éste artículo en el periódico por la mañana, y me agradó saber que algunas mujeres dejan de adoptar ésa estúpida posición ultra feminista en la que culpan a los hombres de la falta de romanticismo y aceptan un poco de la responsabilidad.

Un hombre siempre preferirá un "flash pass" a la cama de una chica, que gastar dos quincenas y 3 meses en salidas, cortejos, regalitos y detalles, aunque también reconozco que la conquista tiene su lado atractivo. Buscar la forma no digan de meter a ésa mujer a la cama. Sino simplemente de que te mire, que te considere como una opción atractiva, como un buen prospecto. ése juego de seducción es muy atractivo, y Anna tiene razón. Nos gusta.

Sin embargo hay algo sobre lo que debo insistir. Un hombre no se esforzará si no tiene que hacerlo o si la dama en cuestión no lo empuja a hacerlo. ¿Cómo se hace eso? No sólo se trata de ponerse difícil. El juego de seducción es un juego doble, y mientras ella coquetea con la mirada y deja ver parte de su hombro de forma "descuidada" también se resiste cuando los avances de su pretendiente están llegando al punto programado para esa noche. La mujer también debe seducir y a nosotros nos gusta que lo hagan. Que nos den esa pequeña motivación para volvernos locos y buscar el modo de lograr su atención y sus favores.

Cierro ésta entrada con una anécdota para que aquellas mujeres que lean esto, piensen qué les corresponde como género permitir, y comenzar a hacer:

Una tarde iba yo en el camión, tuve la fortuna de estar en el lugar y momentos adecuados para ganarme uno de los disputados lugares e ir sentado un rato. De pronto se sube una mujer gorda, sudorosa, de aspecto sucio y descuidado, despeinada y con las axilas peludas; cargando dos bolsas de mandado y empujando a todos tratando de hacerse un lugar hasta el pasillo. Se paró junto a mi jadeando y esperando a que le cediera el lugar dijo en voz alta: "Se ve que en éstos tiempos ya no hay caballeros". Yo le respondí: "Señora, no aparece el caballero, donde no se encuentra a la dama".

4 comentarios:

  1. Mi muy querido amigo,
    no quiero pensar que tu concepto de "dama" está basado en los preceptos dictados por Disney.

    Creo los hombres no demuestran "ser caballeros" sólo cuando le ceden el asiento a la Cenicienta bañadita, perfumada, sin bolsas de mandado y perfectamente depilada.

    Espero haber omitido la línea en la que dices que le cediste el asiento a la señora. Eso demostraría que eres un caballero.

    ResponderEliminar
  2. Mi muy querida Moon.

    No le cedí el asiento a la señora. Bien dije: No aparece el caballero, donde no se encuentra a la dama. Y quiero hacer énfasis en que no describo a una dama como a aquella que SIEMPRE va perfumada, bañadita, sin bolsas y depilada, pero definitivamente considero que la educación, la cortesía y la clase no son excluyentes de nadie, sin importar la clase social o el tipo de actividad que desempeñemos. Podemos bien encontrar a una mujer recién salida del salón tras 8 horas de producción y darnos cuenta que es una "gata" cualquiera (y disculpa la expresión, pero las hay) y encontrarnos a una mujer con el mandil manchado de grasa de las quesadillas que vende y descubrir a una dama completa. La galantería, el coqueteo y el arreglo son parte del juego, indistintamente del género del que se hable. No se trata de ser superficial, pero mucho de lo que le dices al mundo todos los días, se lo dices sin articular una sola palabra. ¿Qué le digo al mundo si no cuido mi aspecto?

    ResponderEliminar
  3. zaz un comportamiento poo caballeroso y hasa cierto punto ofensivo hacia la mujer. es cierto que el aspecto siempre es un incentivo para algunos coportamientos hacia el otro genero pero hay cosas mas importantes. en tiempos de nuestros abuelos lo caballeroso se demostraba brindandole respeto a los demas cosa que tu omitiste. que le dices al mundo si no cuidas tu aspecto? tal ves que eres una persona que quiere dar una buena impresion pero que le dices al mundo si no cuidas tus modales? que eres uan persona carente de ellos, sin respeto y que los demas no importan

    ResponderEliminar
  4. Gracias por la observación Anónimo.

    Sí fuí grosero con la mujer en cuestión, lo acepto completamente y ciertamente no me comporté como un caballero, se los otorgo a ambos. Sólo quiero insistir en que no hablo únicamente del tema superficial, pedir permiso, decir gracias, por favor, pensar en que todos estamos cansados y todos queremos caber en un camión antes de ponerse a empujar a empellones como si los demás fueran meros obstáculos es lo que me hizo reaccionar así. Reconozco que no siempre cedo el asiento, y de hecho lo suelo ceder más a las madres, ancianas o ancianos que a damitas perfumaditas.

    ResponderEliminar