viernes, 15 de octubre de 2010

NO ES LA REINA DE CORAZONES

Yo la conozco, lo juro. Y no es la reina de corazones, se trata de una Emperatriz. La Emperatriz del Trajín.

Algunos dicen que fue autonombrada, sin embargo, sería difícil negar que es un lugar que le pertenece.

Como es un hecho probado en las figuras de la realeza, su poder está directamente relacionado con su sometimiento. Los brazos de la Emperatriz, su visión y su influencia, llegan más alla de ríos y montañas, y sus gobernados viven, algunos en su castillo, otros del otro lado del Océano. Su furia es temida por amigos y enemigos, pero todos coinciden que es parte de su encanto: su pasión. Su sometimiento aparece junto con la responsabilidad de gobernar a tantos. A veces no puede salir del castillo administrando lo necesario para asegurar su supervivencia y la de los suyos, aunque es cierto también que de cuando en cuando toma la llave del enorme portón, y escapa encapuchada montada en un corcel dorado.

La Emperatriz del Trajín también tiene poderes mágicos. Fruto de una atigua maldición que ataca aleatoriamente a la realeza desde hace siglos. Tiene una vista capaz de encontrar la mínima mancha detrás de cada puerta, de atravesar el corazón de los mortales y de enconger a un corazón atormentado con un sólo parpadeo. También se transforma en un huracán veloz que arrasa con la suciedad de su entorno. La magia también tiene un lado obscuro. Cada año, durante un mes entero debe encerrarse, no en una torre, sino en su corazón. Ahí lame las heridas que la maldición le ha causado. Algunos años regresa renovada cual joven Emperatriz; otros los ungüentos no surten el mejor efecto y tiene que seguir curándose por un tiempo para volver a su activo reinado, aunque nunca vuelve a ser la misma.

La Emperatriz del Trajín puede jactarse de no ser la misma nunca. Cambia, evoluciona, se obsesiona, aprende... yo la veo como una artista de sí misma. Temperamental como un expresionista, profunda como un barroco, indescifrable como un surrealista, honesta como un realista y fulminante como un dadaísta, pero una artista al final.

Está casada con un mono sabio. Algunos lo conocen como Doble J, quien gobierna junto a ella y la acompaña en su lucha contra el mundo y contra sí misma todos los días buscando que su descendencia, un par de nobles príncipes, (El verdadero Príncipe Encantador y la Princesa Caramelo con Chamoy) hereden su magia y no contraigan sus maldiciones.

Ella, Venus. Mi Emperatriz, Teporinga para algunos cuantos allegados. La mujer de 10 rostros, diez poderes y 10 maldiciones. No es un ama de casa común, no es una madre común, no es una esposa común, no es una amiga común, es una Emperatriz. Una mujer para amar y temer.

4 comentarios:

  1. La Princesa Caramelo con Chamoy... ¡me encanta! estar casada con un mono sabio tiene que brindar una perspectiva mágica... a la par que peluda y apestosa. Características imprescindibles para poder apreciar la vida como buenos mortales sin olvidar la magia que le rodea.

    Un beso de cacahuate con curry.

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  2. Cotopi, siempre es grato leerte en este blog que nació gracias a ti.

    Pues Doble J no es muy apestoso, aunque debo aceptar que siempre te da perspectivas muy interesantes.

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  3. Mi querido Othokani,

    Sin palabras desde entonces... aún sigo sin tenerlas... No, no es la Reina de Corazones... aunque hay quien asegura lo contrario.

    No es una mujer 'normal' lo vengo descubriendo en los últimos tiempos...

    Válgame... DIOS! Ese Dios que se empeña en hacerme creer que Él y yo haríamos una gran pareja...

    La Princesa con chamoy, vaya que comienza a pisarle los talones a la Reina, El principe encantador con la adolescencia está perdiendo su talento y el Mono sabio... ¡Gran regalo de la VIDA!

    La Emperatriz del Trajín... hoy no sabe quién es... y no se jacta de ello... no se encuentra... ya se buscó en lo más recóndito de si misma... y nada...

    ¿Eso es bueno, malo? No lo sabe...

    Un beso desde este reino, que hoy no tiene Reina... se fue al inframundo buscando rescatar su alma... de ella misma.

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  4. Mi querida Emperatriz. Uno es lo que hace, así de simple. ¿Qué haces tu? Creo que entre tus grandes misiones en la vida (la salvaguarda de tus tres más amados) de repente has perdido un poco la propia. No tiene porqué ser algo heroico ni espectacular. Simplemente que te plazca y te haga evolucionar y crecer. Por momentos te he encontrado sumida enormemente en labores que te llenan de reconocimientos y admiradores, no se puede negar, eres apasionada y la pasión es un gran aliado. Sin embargo, aún me pregunto si la pasión que impones a tus actividades actuales son tus propias pasiones o si necesitas un espacio único que compartas con un círculo ajeno, no para alejarte de los propios, sino para acercarte más a ti misma.

    Ya lo dije, nos merecemos un café.

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