sábado, 21 de mayo de 2011

LA FUERZA YOICA DE LA MACETA

En mi empírico entendimiento de la psicología, le he dado mi propia explicación a algunos de los fenómenos de la interacción humana. Mi favorito lo llamo "La planta".

Hace poco tuve una plática vocacional con una prima que está en su último año de la carrera de psicología y me pidió que la compartiera con ella. Me dijo que lo que yo explicaba es conocido como "fuerza yoica". También me pidió permiso para usar mi explicación, lo que me dio el valor de hacer lo mismo en el blog.

El ser humano es como una maceta.

Una maceta vacía, con un gran potencial, pero vacía. El tipo y cantidad de contenido variarán de acuerdo a las experiencias propias que cada quien vaya acumulando y la forma en que éstas experiencias son acumuladas, pero para mantener ésta explicación simple, partamos de una maceta vacía y hablemos de los rellenos habituales: Tierra y agua.

Una persona con baja autoestima es como una maceta vacía, toda la interacción que tiene con los otros tiene un propósito específico, aunque no siempre claro para el sujeto en cuestión: llenar la maceta.

Algunas veces se soporta a parejas infieles a cambio de compañía, a padres perseguidores a cambio de amor, a amigos abusivos a cambio de pertenencia, a jefes abusivos a cambio de reconocimiento, posar desnudos operarnos o "prostituirnos" a cambio de admiración.

Los seres humanos somos capaces de grandes sacrificios a cambio de llenar ésta maceta; sin embargo, lo que cualquier persona a nuestro alrededor para llenar la maceta es sólo agua. Cuando a una persona devaluada es llenada con agua, lograremos hacerla sentir MUY BIEN, o en los peores casos, tan sólo menos mal consigo misma. El problema con la maceta y el agua es que la maceta está llena de agujeros por abajo, y que no importa cuánto cariño, amor, reconocimiento o aceptación se les dé, siempre estará vaciándose y ellos siempre estarán deseosos de más, en una relación completamente dependiente. Entiendo que ésto se da, porque lo que llena la maceta son factores externos, percepciones externas, pero no es suficiente recibirlo para adjudicárnoslo.

Ahora bien, en mi esquema de transformación de una maceta vacía y siempre vaciándose de agua a una persona plena, hay un orden lógico:

Como un adicto, primero alejarse de las regaderas. Dejar de solicitar agua, dejar de hacer cosas para ser llenado o por lo menos, tratar de disminuirlas.

Segundo, por medio de terapia, auto examen, meditación o alguna disciplina marcial (el método es lo de menos, siempre que funcione) reencontrar nuestros propios valores, y potenciales, hacer de un lado el "tengo que ser" y enfrentar de cara el "soy". Aceptar lo que somos y lo que no somos, reconocer nuestros potenciales y defectos y virtudes.

Éste reconocimiento y autoaceptación funcionan como tierra en la maceta, llenándola gradualmente. Los primeros puñados de tierra, no serán tan firmes y parte de la tierra se saldrá, de la misma forma en que nuestra "saber" y "aceptación" de lo que somos puede tambalearse al principio. Pero conforme se siga agregando tierra, ésta se compacta y sella, hasta que llega un momento en que las fugas son insignificantes y la maceta puede ser llenada a plenitud.

Nuestro potencial se encuentra ya dentro de ésta maceta en forma de semilla, pero bien es cierto que la semilla necesita de algo además de tierra, tan cierto como que casi cualquier relación humana implica un intercambio de percepciones, traducida aquí como el agua que antes llenaba la maceta. La diferencia aquí es que la maceta ya no "necesita" ser llenada, ya no se dispone a aceptar abusos o sacrificios a cambio de agua. Toma los chorros que le son dados de forma voluntaria sin ningún tipo de condición. Ésta agua enriquece la tierra. Y promueve el desarrollo de los potenciales.

Un ejemplo de ésto:

Imaginemos a una persona que es buena dibujando y lo sabe, los comentarios, halagos o reconocimientos con respecto a su habilidad podrían motivarlo a empeñarse en mejorar más, desarrollar ése potencial y convertirse en un artista de calidad.

Cuando el ser humano, se llena a sí mismo de tierra, es capaz de aceptar el agua que se ofrece sin ningún tipo de dependencia. Lo hace de buena gana y a sabiendas que ésto lo enriquece como persona, la tierra ayuda a que el agua permanezca más tiempo, pues es mas fácil creer lo que te dice alguien más si primero lo crees tú mismo. Y bajo éste equilibrio, desarrollar los potenciales que lo ayudan a trascender más allá de la maceta, florecer más allá de sus límites iniciales en los cuales estaba atrapado, como un trébol, una flor, una planta o un enorme árbol, todo depende de qué tan firme y rica sea la tierra que contiene.

2 comentarios:

  1. wow que manera tan sencilla de explcar. mi maceta hubo un tiempo en el que estaba vacia requer de mi aceptacion propia poder irla llenando como dije anteriormente darle tiempo al tiempo hoy mi maceta cuenta con muy buena tierra y la semilla que lleva dentro considero que va creciendo muy bien hay temporadas en las que la platita cmienza a verse un poco decaida y con algo de agua se vuelve a levantar se eleva mi ego porque a quien no le gusta recibir unas cuantas flores y no se si esto lo considerarias baja autoestima porque me gusta recibir a veces reconocimiento de mi familia amigos y jefes sin enbargo aunque me guste recibir estos alagos de vez en cuando se que mi maceta es buena me acepto como soy y lo que no soy. ¿tu maceta como esta?

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  2. Anónima.

    Querer un piropo, un cumplido y una flor, aceptarlos y sentirte bien con ellos no te convierte en alguien falto de autoestima. A todos nos agrada sentirnos valorados y reconocidos. El punto crucial aquí, radica en saber si ésos gestos representan el eje de tu vida, sin los cuales no te valores ni te aceptas ni te soportas, o si son la cereza del pastel, que confirma lo que tu ya sabes.

    ¿Mi maceta? Considero que cada vez se llena más de tierra, aunque debo reconocerme que como un mal hábito, a veces suelo buscar aceptación de quienes me rodean.

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