jueves, 7 de junio de 2012

EL CAMINO DEL GUERRERO: JIN

Apenas me doy cuenta de cuánto tiempo me ha llevado.

En la entrada anterior de buhido, publicada el 23 de marzo del 2009, comentaba que iba a iniciar el trabajo en mi bushido, con Jin (benevolencia).
Durante éstos tres años, la vida ha puesto ante mi justo los ingredientes que necesitaba no sólo para comenzar a trabajar en mi Jin, sino en lo que rodea éste trabajo. Y me gustaría compartirlo con ustedes.

Jin, benevolencia.

Lo he interpretado como la capacidad de entender y aceptar que cada quien es sólo lo que puede ser. Como resultado de una serie infinita de causalidades, el ser humano vagamente pude controlar el destino de su propio ser y su propia consciencia, salvo a través de un esfuerzo extraordinario por vencer, evadir o superar todos los factores que lo empujan a lo contrario. Pero ésta capacidad es limitada y está restringida a aquellos pocos capaces de adquirir un nivel más elevado de conciencia.

Por lo tanto. Lo más "normal" es que nos volvamos fruto de nuestra tierra, de nuestro origen, resultado de nuestro niñez, víctimas de nuestras derrotas, esclavos de nuestros miedos, que pongamos límites basados en nuestras creencias, nuestros paradigmas. Es casi inevitable, es un mecanismo de supervivencia.

Si viéramos ésta compleja estructura del ser humano como una especie de laberinto enorme. El hecho de que alguien vea un muro donde yo sé que no lo hay no lo vuelve un ser humano inferior, ni más tonto, ni más torpe, pues seguramente yo veré muro donde él sabe que no los hay.

Albert Einstein diría: "Todos somos ignorantes, sólo que ignoramos distintas cosas"

Parecía que aquí estaba concluída ésta etapa de la jornada (aunque me queda claro que es algo que trabajaré constantemente) pero el destino me tenía reservadas un par de sorpresas más.

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