lunes, 12 de mayo de 2025

EL DIA QUE SALVÉ MI BARCO.

{ Me llamaron para un evento, necesitaban a alguien que supiera manejar una parrilla. Como es usual, sólo me dieron la dirección y el horario. 

Llegué puntual y vestido para la ocasión. El cliente me pareció... conocido. Tardé en darme cuenta que trabajé con él años atrás, mientras él estudiaba derecho, era el hijo de el capitán de meseros de ése tiempo. Resulta que le fue bien, se pudo comprar un departamento y quería festejar su cumpleaños. Cuando nos reconocimos el saludo fue amigable aunque dentro del protocolo. Nunca fuimos amigos, aunque si nos conocíamos, y eso, en mi parecer incrementaba un valor y un compromiso hacia los resultados.

La parrilla era nueva y tenía que curarla antes de el evento. "tengo tiempo" - Pensé para mi. Error.

Puse mi carbón y mi llama como acostumbraba y me dispuse a esperar a que prendiera para curar la parrilla y empezar a curar la parrilla. Me presentaron el producto; chorizo, chistorra, arrachera, un par de cortes de corte medio y un paquete sellado de carne argentina.

Para mí, todo comenzó mal, yo sé prender un carbón en 10, 15 minutos, pero tras 4 o 5 intentos, ésa madre negra no prendía. Llegó el padre del anfitrión con su esposa, retándome. (por si fuera poco).

- haber si si sabes, - Y yo, sudando porque aún no podía curar la parrilla.

Literal yo sudando frío, se acercó la señora "L", la mamá del anfitrión y le comenté mi conflicto, al poco ya tenía a tres invitados ofreciendo ir a comprar algún carbón distinto o algo.

Me cuadré y les pedí 15 minutos para prender o me retiraba sin paga y con verguenza, yo me estaba encomendando a los dioses literalmente, y de pronto, el carbón me respondió.

Me puse a curar la parrilla y les avisé a todos que ya estaba todo en marcha. Nopales, y cebollitas a fuego indirecto, mis chorizos y chistorra a sufrir y a chillar.

No fue un servicio perfecto, pero en algún momento tuve a 5 invitados varones no sólo observando y no sólo comiendo, sino preguntando qué era lo que hacía, porque en cuanto sacaba un plato de carne tierna rebanada, se desaparecía.

El mayor reto fue el corte grande y sellado de carne argentina que se notaba caro. La puse a fuego indirecto para hacerla a paciencia, mientras sacaba todo lo demás.

Yo tenía a 5 hombres observando y preguntando por ése enorme trozo de carne, hambrientos y curiosos.

Uno dijo, "yo ya la hubiera quemado" otro dijo "se va a quemar" otro preguntaba "¿Dónde hay que ponerla?... y así los comentarios y preguntas y yo literalmente con los huevos en la garganta esperando que lo que yo sabía, que había que hacer, funcionara. Mi confianza se mermó mucho con el tema del carbón. 

Le dí un dibujo hermoso de parrilla al corte que me dieron, lo saqué y le dí un primer corte para evaluarlo. 

En cuanto probé la primera fibra... sabía que lo había logrado, estaba ligeramente tostado en el exterior, y bien cocido y jugoso por dentro, prácticamente se deshacía en tu boca con un ligero crunch del exterior... pffff. brutal. lo corté en fajitas y desapareció más pronto de lo que mastiqué mi prueba.

Ya casi terminando la comida el anfitrión me pregunto si aún quedaba carbón para darle un taco a una amiga suya. El calor se estaba muriendo pero en 20 minutos calculé que podía sacar 2 tacos de buena calidad a fuego lento y le dije que si..

La chica llegó, comió lo que pude lograr, y se fué no sin antes darme una buena propina por 2 tacos.

Poco antes de terminar mi turno se acercó el ex- capitán para darme una excelsa propina diciendo: "De parte mía, de mi esposa y de la esposa de mi hijo, gracias por la comida.

La propina que me dieron era mayor que mi paga por el servicio de 6 horas.

Cuando terminó el servicio y la carne, el anfitrion, mi compañero de trabajo me pagó, y me dió una propina del valor del servicio; me dijo. "Gracias por la comida, te lo ganaste"

Después de sufrir una angustia tremenda por curar una parrilla con un carbón que no prendía... salí de ahí con poco más del triple de lo que esperaba recibir.

Llegué a casa oliendo a humo, y me costó dormir después de pensar que capitaneaba un barco que se hundía... y lo llevé al mejor puerto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario