Anoche no dormí, me sentí seducido por una noche con una luna clara y gigante y un apagón que me obligó a trabajar con velas.
Suena extraño eso de trabajar… en realidad me dediqué a fabricar mis sueños, a darles forma, a escribirlos y diseñarlos, corregirlos, tachonearlos, trazar caminos, marcar rutas, crear destinos… Cuando había oportunidad de hacer una pausa, un poco de Gabriel García Márquez y sus doce cuentos peregrinos, y luego, un café a las 2 de la mañana que fue seguido por otras 5 tazas más… Y cuando las ensoñaciones, alucinaciones de un cerebro cansado me comenzaron a envolver, las aumenté con un poco de ron cubano en mi último café. Una noche excepcional, sin duda, larga, inspiradora, satisfactoria… ¿Mañana? ¿Qué importa el mañana con su arrogante luz?
Yo soy nocturno.
Nota: Irónico, mis sueños se construyen las noches que no duermo.
Los mejores sueños son los que se construyen con los ojos abiertos, los pies entre nubes con las puntas pegadas al piso, un buen café y la luna, única testiga del nacimiento de los futuros grandes acontecimientos en nuestras vidas.
ResponderEliminarLa arrogante luz, ofrece como recompensa, una noche más de obscuridad, con la oportunidad de reinventarnos a la luz de las velas frente a una taza de café...