"Tienes que hacer una audacia, algo que hayas querido hacer, pero que jamás hayas hecho por considerarlo una locura"
¡Ah caray! eso está difícil, porque yo medio loco ya estoy, y suelo ser muy entrón para todo lo que se me presenta, al grado de haber aceptado viajes o actividades sin tener una mínima idea de lo que se trata.
Cavilé, y pensé, y dudé, y luego reconocí, y rechacé muchas opciones... hay muchas cosas que quiero hacer, pero no las he hecho por faltas de oportunidad, no porque me parezcan locas, y mira que hay algunas, que de verdad deberían pensarse, je je je je. Pero encontré la opción adecuada. En alguna ocasión creo haber visto en la tele algún reportaje sobre unos chavos que se fueron a regalar abrazos. La idea me pareció fenomenal, pero demasiado loca para mi, yo no me atrevería, soy demasiado tímido.
A pesar de que muchos se niegan a creerlo, mi timidez era un problema muy grande en mi, y aún ahora me cuesta trabajo de repente ése primer contacto con nuevas personas.
Toda la semana me vi a mi mismo evadiendo el tema, inventándome pretextos y concertando citas para postergar tan aterrador momento. El martes por la noche, no sólo me aterraba el hecho de hacerlo, sino que ya no tenía más que la mañana del miércoles para llevarlo a cabo y se me habían acabado los pretextos.
El miércoles en la mañana me ví apuradísimo pensando cómo hacer el maldito letrero que tanto miedo me provocaba, y aún preguntándome si sería capaz de hacerlo. Afortunadamente, tuve la grandiosa compañía de Sairi, quien me sirvió de vigilante, apoyo moral, testigo, documentalista (si, hay video), e incluso partícipe de la experiencia, además de ayudarme a terminar de armar el letrerito que para las 12 del día aún no estaba terminado :S, me estaba autosaboteando.
El lugar había quedado decidido: Ciudad Universitaria,. Alguien me ayudó a seleccionar el área y quedó elegida la honorable facultad de Filosofía y letras, (aunque huelan rarito, son los más abiertos ¿no?). Una vez en CU, tardé cerca de 40 minutos, dos llamadas telefónicas fallidas, un par de cigarros, una sesión chafísima de meditación (para eso de quitar los miedos y malos pensamientos) nada más para encontrar una banquita libre en "las islas" (atrás de filosofía y derecho) y luego de muchos momentos de duda y angustia por fin me animé a armar el letrerito con el objetivo de alzarlo de una vez y finiquitar el asunto.
Mis manos sudaban y mis rodillas hubieran sido un digno oponente de las castañuelas españolas, mi corazón latía a mil y me sentía sumamente ridículo tratando de colocar el letrero sobre mi cabeza de modo que el aire no me lo arrebatara de las manos.
A los dos minutos, llegó mi primer ángel, una profesora que con un entusiasmo inimaginable llegó por el primer abrazo del día. Me pidió que estudiara mucho para mis exámenes y que le echara muchas ganas a la escuela. (¡Ja!, si supiera que tengo sangre politécnica y hace como 4 años que terminé la universidad, seguro ni se me acerca). Me quedé ahí parado otro rato, mientras la sensación de shock inicial disminuía y sentía como todo el mundo a mi alrededor me miraba cual imbécil tratando de vender piedras en una cantera.
-Caminemos... como para allá..
Le dije a Sairi sin apuntar a ningún lado en particular, mientras ella se dedicaba a grabar cada detalle sin contener la risa por mis cagadísimas reacciones al miedo y la angustia. Aterrado, comencé mi recorrido por la explanada y alrededor del parque y poco a poco el miedo fue cediendo terreno, uno, unas, alguno, otra más se acercaban eventualmente a recibir el objeto de mi oferta.
Aprendí que una sonrisa y un pequeño movimiento del letrero cual torero al toro anima a una persona que aún no se decide; aprendí que hay personas que, por más que deseen algo, y aún teniendo la oportunidad de obtenerlo y una gratuita invitación, son incapaces de ponerse de pie y dar un par de pasos para alcanzarlo; aprendí, que algunos borrachos son capaces de dar el más sincero de los abrazos; aprendí que hay personas para quienes yo fuí su ángel ése día, cuando abrazados me confesaban: no sabes cuánto me hacía falta un abrazo el día de hoy; aprendí que los hombres de traje corriendo para recibir abrazos pueden ser unos magníficos tacles; aprendí que algunos sólo se te acercan porque quieren abrazar también a la niña que sostiene la cámara; aprendí que una mirada lasciva al enterito cuerpo de mi amiga, puede arruinar la mejor de las intenciones; aprendí que es mejor no grabar momentos como ése; aprendí que hay gays heterofóbicos, capaces de presionar a sus amigas (quienes no desean hacerlo) a aceptar el abrazo con tal de cambiar un billete, sin aceptar más que un apretón de manos con el pretexto de "ya tener a su hombre" (o sea, hellou); aprendí que dar y recibir un abrazo sin mayor pretension que dar y recibir cariño de un completo desconocido puede ser una magnífica experiencia; aprendí que mis temores eran infundados, y que no perdí absolutamente nada al atreverme; pero lo más valioso, aprendí que una vez que te atreves a algo, puedes agarrarle gusto y querer hacerlo otra vez.
Esta experiencia verdaderamente me hizo sentir angustiado, temeroso, nervioso, frustrado, taquicardiaco, ridículo, estúpido y medio loco al principio; y alegre, feliz, reconfortado, motivado, sorprendido, halagado y sobrecogido al final. Una mera cuestión de experiencia y percepciones.
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Que chido que la experiencia haya estado llena de vertientes, unas más gratificantes que otras, otras menos que nunas. Lo más valioso de esto es que: Descubriste que la capacidad de limitación está en ti. Ese autosabotaje se encuentra presente todos los días de nuestras vidas, incluso -puede ser-cuando alguien te comenta algo sobre tu blog y no se postea.Creer y querer que las cosas siempre tomen el camino que Tú esperas. Cerrarnos al comentario, experiencias de otros, nos impide concretar nuestros proyectos. Hasta esas locuras a las que nadie se atreve ¿Recuerdas mi cara con el escudo? pocos lo hacen por que qué dirán ¿pos no que muy fans? Hay quién pude pensar que es por figurar y sobresalir, para eso no necesito pintarme la cara.
ResponderEliminarSé que no tengo que pedirte un abrazo, me hubiese encantado ir por uno a CU. Lapróxima vez que te vea me robaré todos lo que pueda :D
Muchos besos mientras.