jueves, 29 de octubre de 2009

DAÑO COLATERAL

La pérdida del control sobre mi vida, es algo que siempre le ha ocasionado conflictos a mi madre.

Cuando tenía 12, decidí que no iba a tener control sobre mi vida nunca más, y jugué una doble vida que si bien trajo muchísimo aprendizaje también me orilló a cometer algunos de los peores errores que he cometido.

Cuando tenía 18 y decidí estudiar publicidad, me dí cuenta que estaba forzado a permitir cierto grado de control si deseaba permanecer en la escuela.

Ahora, a los 26, y tras intensas sesiones de análisis psicológico me doy cuenta que escapar del control para mi fue inevitable, y que ese control era tan profundo que no me daba cuenta de cuales eran las manifestaciones de dicho control en mi comportamiento diario.

Ayer dí otro tirón de ésa vieja, sucia y curtida correa. Y hubo daños colaterales.

La ví explotando de furia e indignación, llamándome cruel y poniéndose en el papel de víctima, como si no querer informar de todos mis movimientos fuera atentar contra ella.

Lo sé, se siente sola, y confundida, y necesita apoyo, compañía y reconocimiento. Pero también sé que ser su compañero, su confidente su apoyo y su "valorador" es un papel que definitivamente no me queda y que me hundiría aún más, pues tendría que ceder terreno de libertad a cambio de salvar su psique.

Yo creo que no, diría alguien que aprecio mucho. A mi madre la quiero y la respeto, y deseo que supere sus problemas. Pero ésta vez no voy a ser su bastón ni su muleta, quiero que camine sola de nuevo, aunque los primeros pasos los de cojeando.

Yo estoy renunciando a mis muletas también. Por mi bien, aunque no sea tan cómodo ni tan agradable. De entre tanto, habrá en casa dos lisiados caminando separados.

6 comentarios:

  1. Dura decisión... Pocas veces llegamos a esa reflexión. No podemos ser el compañero de vida que perdieron en el camino de la vida, tampoco pueden tomar el papel y figura de nuestra pareja.

    Ellos son padres, nosotros hijos y viceversa. Llegada a cierta edad los seres humanos necesitamos -estamos urgidos- de reconocimiento, agradecimiento, admiración, de que nos vean como ejemplo a seguir y por supuesto a ser siempre vistos como "Dioses". Esa necesidad es inversamente proporcional a la decadencia de capacidades y habilidades, las cuales cuesta comprender, asimilar, más aún aceptar.

    El chantaje es la única salida que encuentran ante la frustación de ya no ser lo que eran.

    Sé que hay que poner límites, lo sé y lo he hecho, pero... no olvides que lo que tú ves a tus 26 años, ellos hace mucho que olvidaron como se es.

    Un abrazo -para ambos- solidario por ese daño colateral.

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  2. ahhh, las madres, o los padres, ¿imposible comprenderlos del todo hasta que nosotros mismos seamos padres?..
    ¿porque este topico repica con fuerza como si fuera la mas cierta de las excusas?.
    desde mi rebeldia infame de adolescente, lo veia , con rebeldia, ahora con el paso de los años lo veo como algo natural, a lo que es imposible escaparnos,..
    besos desde aca para alla

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  3. Muchas gracias por el abrazo, y la comprensión.

    La cosa positiva, es que los lisiados que habemos en casa somos demasiado inquietos, cojos cojos, pero andamos.

    Espero aprendamos a andar a dos pies y dejemos la cojera.

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  4. kpa, que gusto leerte en mi blog.

    Pues si, no es lo mismo la conquista de América que la visión de los vencidos.

    Cada quien lucha desde su propio mundo por lo que se considera justo y equitativo para los demás, algunos para lo que es mejor sin importarle los otros.

    Me gusta pensar que soy de los primeros.

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  5. es logico que los padres se preocupen por los hijos mano, cierto que no debemos en volvernos dependientes uno del otro pero no podemos evitar que nos digan llame cuando llegues, no llegues tarde, que perguten si comimos, que esperen que cuando lleguemos a casa nos sentemos a platicarles un poco de como estuvo nuestro dia, no creo que tu ma pida demasiado solo un oco de compañia. lisiados? solo si tu y ella quieren estar asi

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  6. Nuestra relación ya se ha estabilizado, platicamos, poco, pero platicamos. Ya no me persigue como mamá gallina y respeta mi espacio, ahora es mi turno de poner orden en mi vida y participar activamente en nuestra relación.

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