jueves, 21 de mayo de 2009

LA MUJER DE MIS SUEÑOS

Es extraño como los sueños pueden revelarte tantas cosas.

Anoche estaba en una fiesta, no reconocía a casi nadie, pero la fiesta ya estaba avanzada y llegamos al punto en el que "todos somos cuates". Yo caminaba hablando con uno y con otro, haciendo migas, cuando la canción que estaba cambia y escucho aquella hermosísima salsa de Gilberto Santa Rosa: "Tu" (disculparán el link, pero no encontré ninguna versión en vivo); entonces, me dirigí a un grupito con quienes había hablado hace un rato y extendí mi mano en medio de ellos solicitando a alguien para bailar. Yo había llegado desde su espalda, así que no le vi el rostro cuando me aproximé, pero su mano fue la que tomó la mía. Una mano perfecta, suave, pequeña, con dedos largos y delgados. Cuando me volteé a verla me quedé maravillado: Un rostro aniñado, gentil; cabello obscuro y rizado; la piel clara y bien cuidada; unos ojos grandes y profundos, obscuros, juguetones; pero si algo me dejó sin habla fue aquella sonrisa franca, sencilla, sin pretenciones que se deshizo sólo para decir: "¿Qué? ¿Si quieres bailar, o no?" con un tono que te asegura ser una mujer que no se va a quedar esperándote, pero que es lo suficientemente cortés para darte la oportunidad. -¡Claro!- Atiné apenas a decir mientras sentía un extraño calor invadir mi rostro, mis orejas y ése sentimiento extraño que te corre por la espalda cuando sabes que acabas de conocer a alguien que moverá tu mundo.

Su caminar seguro apenas servía para disimular los pequeños saltos que sentía que yo estaba dando a cada paso mientras nos dirigíamos al centro de la sala a bailar. Si con sólo verla, me pareció ver a un ángel, ahora, bailando, debía tratarse de alguna especie de hada. Tenía gracia, soltura, sensualidad, seguía mis pasos sin ninguna dificultad y me sonreía sorprendida cuando le mostraba una nueva vuelta. Yo me atreví a sonreír y ella me guiñaba el ojo, nuestros cuerpos se movían a un ritmo perfecto mientras yo me acercaba a su oído con un sólo pensamiento en la cabeza. "Quiero saber tu nombre, me estoy enamorando", pero al acercarme a ella, apenas percibí el perfume me quedé como hipnotizado, con su rostro pegado al mío, en espera de escuchar qué era lo que deseaba decirle...

Un timbre extraño resonó en la habitación, una, dos, tres veces... ella desapareció, igual que la música, igual que la fiesta, igual que mi sueño, el teléfono me había despertado justo antes de que yo pudiera preguntarle su nombre.

Es extraño cómo los sueños pueden ocultarte tantas cosas

3 comentarios:

  1. Si... esos che teléfonos y despertadores inoportunos...

    Un sueño... lindo ¿no? Te hacen pensar en la realidad y mantenernos vivos hasta entonces...

    Un abrazo -descafeínado, jiji- .

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  2. Qué buena entrada, me gustó mucho, saludos!

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  3. Mi queridísima Venus, la experiencia me dice que vivir de sueños es vano. Lo mejor de todo es cuando, por algun extraño karma acumulado, la realidad supera a los sueños. A mi ya me sucedió... una vez.

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