Muchas quejas he escuchado de ambos géneros acerca de los gustos, preferencias o superficiales motivos para querer estar, o por lo menos conocer a alguien.
Que si los hombres sólo se fijan en el físico, que si las mujeres sólo se fijan en el dinero, durante mucho tiempo pensé en cuáles eran los motivos de que esto sucediera, y ahora tengo una explicación con orígenes antropológicos.
CASO HOMBRE.
El hombre se siente atraído por mujeres con caderas amplias, bustos prominentes y piel perfecta.
Pues si, cuántas veces las mujeres se han sentido sobajadas, humilladas o desplazadas cuando se dan cuenta de que el chico con el que salen pierde la mirada ante el escote de "ésa zorra" de escote infinito que por supuesto "está mas buena que yo".
CASO MUJER.
En el caso de las mujeres, sé que puedo ser debatido al postularlo, pero ciertamente sufren una atracción muy fuerte por el dinero.
Seguramente no podrán evitar recordar a ésa mujer despanpanante que anda con un idiota sólo porque la pasea y la trae, o el comentario de la chica que se ofrece a "acompañar" a un automovilista sólo por el carro que conduce, "te acompaño" dicen, entre risitas.
Es frecuente que a los hombres se nos califique de "calientes" y que sólo nos fijamos en que la mujer debe tener un cuerpo perfecto, y si bien las mujeres no siempre terminan calificadas como interesadas, conozco a muy pocas que no hayan deseado tener todas las comodidades que aquél o ése otro (si, ustedes saben quién) les podría brindar, sólo que ellas son más discretas y no lo dicen en voz alta.
Ok, empezemos con el rollo aburrido. En la genética básica del ser humano, están grabadas las características que favorecerán tener una mejor descendencia (aunque el ser humano coje la mayor parte del tiempo para divertirse, se supone que el sexo está ideado para procrear, ¿quién lo creería?). Una mujer con caderas anchas tendrá menos dificultades durante el parto y unos senos grandes podrían generar la idea inconsciente de que los engendritos estarán siempre bien alimentados; la cintura estrecha y la piel perfecta denotan una alimentación sana y un buen estado de salud. Con respecto a las mujeres el asunto es un poco más complicado, si observamos a los mamíferos animales, las hembras no buscan precisamente a un león adinerado; sin embargo, el macho dominante proveerá de buena alimentación y seguridad para la hembra y sus crías al protegerlos de predadores u otros machos; hacer un buen nido, exhibir una excelente salud e imponerse como el macho más inteligente también son factores a observar. Sin embargo, en la sociedad humana, el ser un fisicoculturista no garantiza casa, comida, salud y bienestar. ¿Qué si lo hace? el dinero.
Muy en el fondo, los hombres no sólo se sienten atraídos por una despampanante mujer por la tentadora idea de disfrutar de un magnífico cuerpo, sino por el instinto que dicta que nuestra descendencia prosperará; y las mujeres no se sienten atraídas sólo por la idea de disponer de tres tarjetas de crédito con un límite altísimo, sino por la confianza de contar con un techo, salud y comida garantizados.
Claro está, que la mayoría de los hombres y mujeres (quiero creer) somos capaces de superar ése primer impulso instintivo y re-valorar y re-evaluar otro tipo de características valiosas en nuestra búsqueda de pareja, e incluso desechar a aquél o aquella que inicialmente (y basados en los instintos) sería el partido ideal.
De cualquier forma, no está demás aprovechar el conocimiento de éste tipo de información para, hacer un poquito de ejercicios y dietas, o preocuparnos por tener alguna inversión valiosa. Finalmente, después del primer contacto dependerá de nosotros conservar el interés, pero ésta busqueda instintiva demuestra una vez más que "el que no enseña, no vende".
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