lunes, 8 de junio de 2009

RIE

Alguna vez leí la historia que trataré de contar a continuación:

Grimaldi, uno de los primeros payasos que usó el estilo "clown" en sus presentaciones, se convirtió en una leyenda, más allá de su pueblo, la fama lo precedía y la fortuna lo acompañaba. Sus presentaciones iban de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad llevando alegría y felicidad con su arte. Un día, en uno de los pueblos en los que Grimaldi estaba haciendo presentaciones un hombre entró a una barbería. El sujeto se veía tremendamente deprimido, la piel pálida reflejaba los estragos de la tristeza y la amargura, y su mirada desolada desalentaba los vanos intentos del peluquero por animarlo mientras le recortaba el cabello y la barba. Conmovido por la enorme tristeza del sujeto, le dijo: "Señor, lamento profundamente su pesar, y me gustaría hacer algo más por usted, pero me doy cuenta de que no puedo; sin embargo, cuenta usted con una gran fortuna, pues Grimaldi está en el pueblo, y no hay ningún ser en éste mundo que pueda resistirse a ser contagiado por la alegría y el optimismo de éste payaso. No me pague señor, y use el dinero para ir a verlo ésta noche, que será la última en éste pueblo y quizá la última oportunidad que usted tenga para sonreír.
El hombre volteó a verlo con esa mirada vacía y miserable y en voz baja le dijo: Señor, yo soy Grimaldi.

El jueves pasado fui a ver "The Slava's Snowshow", y recordé a Grimaldi. Slava polunin, el creador del show, siempre supo que quería ser un payaso, lo cual lo llevó a estudiar y desarrollarse como tal desde los 17 años. Es curioso, encontrarse con un género tan distinto y tan especial de payaso, tan alejado a los payasos que estamos acostumbrados a ver y que, aún a pesar de las diferencias de culturas es capaz de representar, a través de la mímica, un espectro diverso de situaciones que te mantienen riéndote durante todo el espectáculo. Los payasos que aparecen en el show, son también payasos tristes, de hecho, en la primer escena dos payasos aparecen con una cuerda alrededor del cuello dispuestos a suicidarse. ¡Cuán diferente puede ser el arte del payaso! ¡Y qué difícil! La experiencia en Slava's Snowshow para aquellos sensibles al tipo de mensaje es sumamente conmovedora e incluso incitante, hace partícipe al público del juego y del show, tocas, empujas, te enredas y ries con todos los demás hasta que vuelves a sentirte como un niño que quiere correr a patear globos y a aventar trocitos de papel. En ese momento te das cuenta de cuán especial es el show y cómo es capaz hacerte reencontrate y dejarte ser.

Termino éste post sólo deseando que Slava si sea un hombre feliz, y que no se convierta en otra leyenda triste como Grimaldi lo fue.

Y tú que lees... ¿qué esperas? No necesitas un motivo, ¡RIE!

1 comentario:

  1. Que triste la historia de Grimaldi.

    Pero dinos ¿qué fue lo que más te gustó del show?

    Y yo soy un ser feliz, rio cada que puedo.

    ResponderEliminar